¿Cuándo es la mejor época para viajar a la Antártida o al Ártico?

Temporada en la Antártida: de finales de octubre a marzo

Octubre a comienzos de diciembre
Durante esta etapa temprana de la temporada, el paisaje antártico se muestra en su forma más prístina: nieve desde las cumbres hasta la costa, hielo marino presente en muchos lugares y tal vez canales cerrados para la navegación.
Los pingüinos comienzan a llegar a las colonias y a construir sus nidos, mientras que otras aves marinas como los cormoranes inician sus rituales de cortejo y puesta de huevos.
Es una época excelente para ver focas descansando sobre el hielo marino. Si bien hay algunas chances de ver ballenas, este no es aún su mejor momento: la mayoría está en tránsito desde sus áreas de reproducción en aguas más templadas hacia el Océano Austral para alimentarse.

Diciembre a febrero
Durante el pleno verano austral, los días se alargan y en algunos puntos hay luz solar las 24 horas. La nieve empieza a retirarse y deja al descubierto zonas rocosas, ideales para los desembarcos.
A principios de diciembre, los pingüinos aún están ocupados con los nidos. Pero hacia fines de mes o inicios de enero (según cómo haya sido la acumulación de nieve), nacen los pichones y crecen rápidamente.
También es el momento en que las ballenas comienzan a llegar en mayor número, aumentando las oportunidades de avistaje. El hielo marino retrocede, permitiendo abrir rutas de navegación hacia lugares que, semanas antes, podían estar bloqueados. Aun así, el hielo puede ser impredecible en cualquier momento del verano.

Mediados de febrero a marzo
En la recta final de la temporada, los días comienzan a acortarse, pero llegan algunas de las mejores oportunidades para observar ballenas alimentándose activamente.
Las focas descansan en las playas, los pingüinos adultos empiezan a mudar, y los pichones desarrollan su plumaje juvenil. Los pingüinos Adelia suelen ser los primeros en abandonar las colonias, seguidos por los de barbijo, y los últimos en irse son los pingüinos papúa.
Uno de los fenómenos más curiosos de esta época es la aparición de la “nieve roja”, causada por algas que tiñen la superficie nevada. Es un momento fotogénico, tranquilo y con fuerte presencia de fauna marina.

Temporada en el Ártico: de junio a septiembre

Junio a mediados de julio – El reino del hielo
Es el momento ideal para los que sueñan con ver hielo, nieve y vida salvaje en el borde del hielo marino. Todavía no se ha derretido del todo, lo que crea condiciones muy buenas para las chances de ver osos polares y morsas. Además, las aves migratorias comienzan a llegar para reproducirse.

Mediados de julio a mediados de agosto – Máxima exploración
Durante este período, el hielo marino se ha retirado lo suficiente como para permitir navegar por zonas como Spitsbergen sin mayores obstáculos. La tundra florece, creando paisajes coloridos, y la fauna es abundante, tanto en tierra como en el mar.

Mediados de agosto a septiembre – Luz dorada y cielos del norte
Los días comienzan a acortarse, algunas especies de aves emprenden su migración hacia el sur, y el clima se vuelve más variable. A cambio, el ángulo del sol da lugar a atardeceres fotogénicos y amaneceres suaves que iluminan el hielo de forma mágica.
También es una época con posibilidades de observar auroras boreales, especialmente hacia fines de agosto y septiembre, cuando el cielo comienza a oscurecer por más horas.

Entonces, ¿Cuál es el mejor momento?
No hay una sola respuesta correcta: cada momento tiene su encanto. Desde paisajes cubiertos de hielo virgen y crías de pingüinos en la Antártida, hasta osos polares en el Ártico o flores de tundra en pleno verano. En The Polar Travel Company te ayudamos a elegir el viaje y la fecha que mejor se adapten a tus intereses y prioridades.