Un paraíso de vida

Sus aguas profundas y ricas en nutrientes, junto con la naturaleza protegida del estrecho, crean un entorno ideal para la vida silvestre. Conocido como la "Ruta de las Ballenas Jorobadas", el estrecho de Gerlache rebosa de vida, sobre todo durante el verano austral (de noviembre a marzo). Su rico ecosistema, impulsado por los cardúmenes de krill (Euphasia superba), lo convierte en una zona de alimentación privilegiada para una gran variedad de animales marinos… ¡especialmente para las ballenas jorobadas!

Las ballenas jorobadas (Megaptera novaengliae) son las que se avistan con mayor frecuencia, y a menudo se las ve alimentándose de krill mediante embestidas. Estos increíbles y gentiles gigantes llegan a la Antártida tras una larga migración (¡a veces de más de 8000 km!) desde las cálidas aguas cercanas al ecuador, para alimentarse del krill en floración y criar a sus crías. Se les puede observar alimentándose, durmiendo en la superficie o simplemente jugando y relajándose en las tranquilas aguas del estrecho.

Las orcas (Orcinus orca) también frecuentan estas aguas, acercándose a veces a las embarcaciones, mientras que ocasionalmente se avistan ballenas Minke (Balaenoptera bonaerensis).

Las playas costeras albergan grandes colonias de pingüinos papúa y Adelia que también recorren el estrecho de Gerlache sobre témpanos de hielo, junto con focas, incluyendo focas de Weddell, leopardo y cangrejeras, que a menudo se ven descansando sobre icebergs.